La Bastilla o Pastela es considerada una de las elaboraciones culinarias más importantes de la gastronomía marroquí. Su origen se remonta varios siglos atrás y es fruto del talento culinario de los cocineros califas. Su relleno consta de carne de pollo, aunque antiguamente se elaboraba con carne de paloma, cebolla, perejil y almendras. Todo ello se envuelve en varias láminas de masa filo que, tras hornearlas, se decoran con azúcar glas y canela que le aportan un sabor espectacular. Se puede comer templada o fría, lo que hace que sea perfecta para degustar con cualquier temperatura exterior. Suele servirse en fiestas o eventos especiales.